Han pasado ya varios días. Hemos tenido tiempo de reflexionar, meditar y encontrar las palabras más afortunadas para expresar nuestras ideas. Hablamos, por supuesto de las decisiones arbitrales que sufrió el Real Zaragoza el pasado sábado.
Sufrió. Sufrimos. No podía ser lo que estábamos viendo. Bueno, sí, podía ser. Lo habríamos aceptado (a regañadientes, eso sí) si hubiera ocurrido sólo esta vez, si este tipo de cosas nos pasasen únicamente de vez en cuando, como les sucede a los grandes, que también reciben alguna torpe decisión arbitral en sus buzones y se la guardan y la utilizan para discutir en los bares con sus adversarios pero no les afecta, porque son hechos aislados, esporádicos. Mas no es nuestro caso. Y lo explico.
Nuestras derrotas son en ocasiones merecidas, en otros momentos justas y a veces necesarias. Como las de cualquier equipo. Fútbol es fútbol. Sin embargo, cuando un tren cargado de mensajes fabricados a golpe de talonario, cuando todo un país sostenido con los euros de las grandes corporaciones periodísticas se mete en tu casa casi sin pedir permiso, te lo deja todo perdido y además se lleva el mejor vino de tu bodega mientras crueles carcajadas sardónicas ensucian tus sueños y tus melancolías, el dolor se queda a vivir en tus mejillas y ni una lágrima puede consolar tu desazón.
Fue triste la forma de perder la virtud. Fue una violación, una agresión compartida por cientos de miles de espectadores, una invasión de la barbarie. Llueve sobre mojado y no hay motivos para comprender. Uno se cansa de ponerse en el lugar del otro, de aportar toda su capacidad empática, de alternar buenas palabras con el adversario y educados gestos con el contrario. Este sábado lo podemos equiparar a los últimos enfrentamientos con el Barça (aún me duele la agresión de Yayá a Matuzalem, hipócritamente ignorada por toda la prensa nacional y no digamos la catalana), en los que hemos sufrido desvergonzadas injusticias, a las desmesuradas campañas mediáticas en contra orquestadas por la prensa deportiva local madrileña (AS y Marca) con motivo de aquella Semifinal de Copa en la que dispusieron toda la artillería mediática a su alcance para levantar aquella eliminatoria en la que nadie reparó en que el Madrid se medía a otro equipo español, y no a un conjunto británico o alemán o italiano. O la salvaje lesión que Figo le produjo a ese caballero del deporte que fue, es y será César Jiménez, aderezada con una farisea disculpa por parte del club del Régimen que ya duerme el sueño de los (in)justos y queda como una sencilla anécdota que casi nadie quiere recordar.
Quiero decir que duele tanta miseria, tanta podredumbre espiritual, tanto vacío moral. Duelen las heridas causadas por la ausencia de afecto hacia nuestros colores por parte de los demás, duele el hastío a que nos llevan los sumos sacerdotes de la mediocridad informativa, duele la sequía de verdades, pues quedan pocas puertas que abrir, pocas praderas que recorrer, pocos cielos que contemplar sin la duda de encontrarse ese aire putrefacto que nos obligan a respirar.
No es importante que Juanfran le diera con el hombro o no. Podría ser un lance del juego. Lo que sí importa es cómo se tratan los hechos, se relatan las noticias, se comentan los sucesos. Es importante porque hay demasiados micrófonos para demasiadas voces agradecidas mientras son ya muchas las palabras secuestradas para decir que el Sur también existe.
A mi también me duele hoy ese pedacito de corazón que es zaragocista en mi corazón "colchonero/culé"; porque desde la distancia futbolística se ve perfectamente que estamos cayendo en el bipartidismo deportivo. Porque cada vez tienen menos cabida otros equipos que no sean Madrid o Barcelona. Escasamente mi Glorioso, o el Valencia, o el Depor, o el mismo Zaragoza, pueden aspirar a tener algo de cuota de pantalla en la informacion diaria.
ResponderEliminarUna broma de Ronaldinho, un estornudo de Raúl...todo...todo tiene más importancia que un fichaje del Zaragoza, Deportivo..
Solo hay mercado para lo malo, lo triste y lo feo. Armas todas que pueden ser usadas para herir y deshumanizar al rival cuando sea necesario (ya comentas lo de la semifinal de la Copa, verdera vergüenza mediática montada desde el Diario AS). Desgraciadamente, solo os teneis (nos tenemos, porque en esto tambien me teneis a vuestro lado) a vosotros mismos. Por eso es importante dejar en la puerta la critica venenosa y absurda, porque para eso...ya está la información deportiva.