Pocas veces un mensaje a toda una nación se ha quedado a dormir con tantos afectos repartidos al mismo tiempo.
No sobrarían en absoluto un par de frases afortunadas prendidas de tanto corazón mustio por la tristeza acomodada. La afición zaragocista necesita mensajes, párrafos, palabras de aliento. Necesita, necesitamos golpes de ánimo fundamentados en la esperanza que nos merecemos. Y que alguien, a ser posible los jugadores, a ser posible el entrenador, a ser posible el Presidente nos diga que sí, podemos.
Sí, podemos elevar la moral del zaragocismo.
Sí, podemos ofrecer lucha sin igual.
Sí, podemos vencer la tristeza que se nos ha apoderado.
Sí, podemos derrotar a los contrarios que nos salgan al paso porque somos mejores gladiadores que lo que hemos demostrado hasta ahora.
Sí, podemos izar la bandera del triunfo porque nos hemos creído que somos el Real Zaragoza.
Sí, podemos ahuyentar todos los fantasmas que nos salgan al paso en forma de descenso, quiebra, ruina.
Sí, podemos elevar la línea de la exigencia a cuantos nos han hecho daño con los malos resultados, los fracasos, las eliminaciones, los goles encajados a destiempo, la mala actitud, las peores críticas.
Sí, podemos. Somos el Real Zaragoza y el león que nos acompaña es nuestro mejor aliado. Y su Historia, la mejor salvaguarda de nuestro orgullo.
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