Pasión de los fuertes
Vi el partido que enfrentó al Villarreal con nuestro Real Zaragoza y me sentí orgulloso de mi equipo. Muy orgulloso. Pude coprobar que nuestros jugadores ofrecían lo mejor de sí mismo, que proponían gruesas gotas de sudor y delicados aromas de talento, si bien la fortuna del gol se vio nublada por la incapacidad de nuestros delanteros o la sabiduría del portero Diego López. ¡Ah! Y la ineptitud de un árbitro que ha hecho mucho caso a quien no debía: la prensa madrileña (que no "nacional").
El Real Zaragoza ha jugado un partido muy bien planteado, con mucho aplomo y descaro en algunos momentos. Ha sabido sobreponerse a las adversidades, a ese penalty no pitado a Oliveira, a ese gol de Nihat (gran gol, por otra parte) y a la impronta de gran equipo que ofrece el Villarreal allá donde va. sin embargo, el penalty en contra y el consiguiente gol ya ha pesado como una losa, si bien aún ha seguido peleando hasta casi el final del partido.
Ha dispuesto de numerosas y clarísimas ocasiones de gol, ha apostado por el descaro, la insolencia, el esfuerzo y el talento, pero no ha sido su tarde. Aún así, ha demostrado que es un equipo sólido, compacto y con ganas. Si no nos persiguiera esa pesada losa de la clasificación hoy estaríamos hablando de un buen partido entre dos buenos equipos que ha sido ganado por el que más suerte ha tenido y menos méritos ha acumulado.
Orgullo, pasión y compromiso de un equipo y de una afición que ha acompañado a sus jugadores incluso cuando ya no había remedio. El himno atronando entre las paredes de El Madrigal es la mejor prueba de que esto no está acabado, ni mucho menos, y que de estas cenizas puede nacer un ave poderosa que eleve el vuelo por encima de la desgracia.
No pude ver el partido, pero lo que he oído coincide con lo que tú describes.
ResponderEliminarComo tú dices, "si no nos persiguiera esa pesada losa de la clasificación"..., pero el caso es que esta ahí, y otra vez con los mismos puntos que el Zaragoza.
Y la semana que viene el Almería, casi nada. Esperemos que con una Romareda llena los jugadores se puedan sobreponer a cuantos árbitros, errores y goles en contra le salgan al paso.
¡Que este domingo sea, más que nunca, "domingo de resurrección"!