(Esta es la crónica del partido que escribió Santiago Segurola en EL PAÍS)
En una noche de goles y fiesta, el Zaragoza se embarcó para la final de la Recopa. Ganó con una facilidad que sólo se explica por la diferencia de clase de los jugadores. Un equipo vive instalado en la modernidad y otro en el cuaternario. El partido volvió a decir que la evolución del fútbol ha aislado a los equipos ingleses, sumidos en un juego antiguo y pobre. Nada pudo oponer el Chelsea frente al Zaragoza, que pasó por encima de sus rivales con las armas que le caracterizan: habilidad, manejo y precisión en el área.Había esa incandescencia de los partidos que alcanzan la condición de acontecimiento. Se paralizó la ciudad y hervía el estadio. Era una noche grande para el Zaragoza, que buscaba una conexión con la historia. Vuelve el equipo al lugar que tuvo hace 30 años, cuando el Zaragoza se metió en el gotha europeo con un equipo hermosa y una delantera inolvidable. Algún día los nombres de Pardeza, Aragón, Esnáider, Naym y Poyet también serán recordados con veneración por la hinchada de La Romareda. (leer más)
(Esta es la crónica que escribió Rafael José Álvarez en EL MUNDO)
El fútbol ganó ayer a los pelotazos y al salvajismo. Frente a la miseria del Chelsea y la violencia de su afición, el Zaragoza y su gente se presentaron cortesmente en la gran Europa. Será muy difícil que el equipo español no juegue la final de la Recopa en París después de lograr un 3-0 y, sobre todo, ofrecer un repertorio tan aseado. (leer más)
No hay comentarios:
Publicar un comentario