Los días envejecen despacio

El sol me ha propuesto vivir una mañana larga y nada perezosa y hace ya un buen rato que camino por los senderos verdes y jugosos que nos ha dejado esta primavera tardía. Así, he podido leer lo poco que nos ofrece la prensa aragonesa sobre el Real Zaragoza, y es natural, pues el gol de Villa en la última bocanada del partido ante Suecia es el auténtico protagonista del día. Pocas novedades, pues, porque no quiero decir "ninguna novedad". Tan sólo dos referencias de cierto interés: el artículo de Chema R. Bravo en "Heraldo de Aragón", en el que asegura que "Para Marcelino es impensable un Real Zaragoza sin al menos dos de sus actuales tres delanteros. Sin embargo, los primeros impulsos del mercado y el atractivo de Diego, Sergio y Oliveira dificultan su retención." y el artículo de Andrés Ramírez en "El Periódico de Aragón", en el que se afirma que "Marcelino no quiere a los descartes en el primer stage".

Ambas informaciones, de poco calado aún, pues no dejan de ser dos declaraciones de intenciones nada más, tienen su interés, porque nos indican el camino que pretende recorrer este Real Zaragoza amarcelinado que asoma por la esquina del verano y ratifica lo que ya expresé ayer en este mismo blog: Marcelino va a ser el auténtico puente que una el pasado con el futuro, nuestro particular gladiolo tumbado sobre el ayer y el mañana. Esta idea, que baila delante de mí desde hace días, se va haciendo cuerpo y corazón, si bien todavía es pronto para contrastarla con los hechos. Bueno, la verdad es que es pronto para casi todo.