Mira, el Cielo. Allí habitará nuestra memoria.
El Real Zaragoza venció, 0-4, al Sevilla Atlético en partido correspondiente a la 8ª Jornada del Cameponato de Liga de 2ª División. Los goles zaragocistas fueron convertidos por Oliveira (2), Gabi y Arizmendi.
El encuentro se celebró en uno de los campos más cálidos y apasionados de España, si bien en esta ocasión apenas tres mil seguidores sevillistas y una decena de zaragocistas eligieron disfrutar de su tiempo de ocio en el Sánchez Pizjuán. El resto del zaragocismo dispusimos de la oportunidad que nos brindaba Aragón Televisión para gozar con la superioridad del Real Zaragoza, que a los pocos minutos ya había logrado dos estupendos goles y mostraba al cielo sevillano que es un vigoroso conjunto, poco dado a la belleza que tanto amamos en La Romareda pero eficaz como el castizo garrote vil a la hora de acabar con la vida del contrario.
Todas las crónicas que he podido leer ajustan el veredicto para coincidir en el poder goleador del Real Zaragoza y todos ellos hacen causa común, también, con la endeblez defensiva del equipo blanquillo. También hay unanimidad a la hora de prever un ascenso inevitable, si bien no sobra apuntar que esto es muy largo y aún tendremos que sufrir, pues el infierno tiene eso: es el momento y el lugar para sentir el dolor y hacer de él nuestro más fiel compañero.
El sábado pudimos comprobar que López Vallejo ya ha logrado contribuir con su trabajo a la consecución de algún punto, pues así fue cuando detuvo aquel disparo con 0-1 o atajó magistralmente el penalty que justamente había señalado el árbitro. Este hecho es muy importante, más de lo que parece, pues un portero, para ser considerado buen portero, debe contar en su haber con una media docena de puntos aportados con sus paradas y él ya ha comenzado su contribución.
La defensa vivió claroscuros, momentos de buen trabajo y situaciones de temor fundado. Va a ser una pequeña cruz que vamos a soportar sobre nuestra espalda pero tengo decidido que no va a ser causa de desastre, sino más bien de reflexión teniendo en cuenta que el futuro llega antes que lo soñemos.
Los centrocampistas y bandas han logrado un discreto equilibrio, si bien sugieren que la luz del sol azul se aproxima a ese montón de hojarasca que ha sido durante los últimos meses la línea de creación zaragocista. Ahí asoman con etiqueta de jerarcas con aroma de mañana Arizmendi y Gabi, y sus goles son la mejor sonrisa que podemos esbozar. Jorgelópez es el comandante de este grupo de guerrilleros que poco a poco van dibujando una línea metálica como el olvido que separa el porvenir del pasado oxidado por la miseria del fracaso y de él hablaremos reposada y luminosamente en pocos día. Prometido queda.
Para acabar, descubramos el fulgor del jinete de la cara tersa y curtida por la belleza que su madre le regaló. Descubramos el gesto lluvioso y boscoso de quien ha hecho del gol su amante más belicosa y abramos nuestro pecho a la algarabía del triunfo moreno como las playas atlánticas. Vivamos henchidos por el aroma que desprende esa sonrisa paralela que cada partido nos deja hartos de placer y completos de gozo. Seamos agradecidos con los dioses por haber permitido que Oliveira vista la camiseta blanca que sudaron Seminario, Bustillo, Ocampos, Diarte, Alonso, Esnáider, Milosevic, Villa y Milito, alimentados por el mismo hambre que muestra Ricardo cuando respira hondo antes de matar con dulce convicción al portero contrario. Es el héroe que todo ejército quiere para sí y el estandarte que señala el camino de retorno a casa. A Primera.
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