El Real Zaragoza cayó derrotado ante el Elche CF por 2 - 0 en partido disputado en el Estadio Martíez Valero correspondiente a la 25ª jornada del Campeonato Nacional de Liga de 2ª División. Con este resultado el equipo aragonés cae, de forma provisional, al 4º puesto de la clasificación.
Dice Zapater: "Está claro que vamos a tener que sufrir". Digo yo: "No, Zapa, no vamos a tener que sufrir. Ya estamos sufriendo." Llevamos mucho tiempo sufriendo y esto se está convirtiendo en algo insoportable. No hay quien pueda con vuestra indolencia, con vuestra ineptitud y con vuestra tristeza, pues si hay algo malo en un equipo de fútbol es que se convierta en una máquina de transmitir emociones negativas y vosotros ya lo habéis conseguido. Gracias.
El partido fue otra vuelta de tuerca en esta desaforada carrera que el Real Zaragoza ha emprendido para negarse a sí mismo y convertirse en un fantasmagórico reflejo de lo que ha sido a lo largo de su Historia. Hoy es un equipo fláccido, despojado de alma y arrasado por las lágrimas de la incompetencia, en un mundo en el que la cultua del esfuerzo parece reservada para los demás, nunca para nosotros. Como dice mi amigo Emilio: "Con qué poquico nos ganan los partidos". Y tiene toda la razón: con qué poquico. Pero es que la vida es así. Hasta para respirar hace falta poquico, pero ¡ay de ti sino tomas aire y luego lo expulsas!
El Elche hizo lo que sabe hacer, no otra cosa: correr, presionar, mantener el orden y jugar al contraataque. Y no sorprendió a nadie, pues Marcelino ya lo había explicado a lo largo de la semana. Ya había dicho que ellos iban a lanzar ataques a la contra y que teníamos que estar muy atentos y poner todo en el envite. Pero que si quieres arroz. No solamente les dejamos hacer lo que ello hacen muy bien sino que nosotros no tuvimos el más mínimo gesto de demostrar que habíamos estudiado y "nos lo sabíamos". La primera parte hubo cierto control por parte nuestra, dimos cierta sensación de que podíamos, pero en ningún momento controlamos completamente la situación, de tal modo que propiciamos que los ilicitanos se lo fueran creyendo y así llegaron varias ocasiones para ellos que no fueron gol por muy poco. Hasta que llegó el desastre. Un desajuste defensivo propio del Atlético Destripaterrones, de 9ª Regional B, propició que Saúl finalizase un estupendo movimiento ofensivo consiguiendo el 1 - 0 a dos minutos del descanso. ¡Cojonudo!
En el vestuario uno nunca sabe lo que se dice o se hace, pero sí podemos imaginar lo que ocurre. Sin embargo, nada de lo supuesto debió darse, pues el equipo salió roto, desarmado y triste. Muy triste. La misma tristeza, lo digo ya porque si no reviento, que me transmite nuestro entrenador. Parece que la bruma del norte se ha instalado en su corazón y parece un alma en pena. Me lo pareció el jueves y me lo pareció ayer. Y claro, así es muy difícil transmitir sensaciones. Y el fútbol, se diga lo que se diga, es una actividad humana donde las emociones mandan. Con todo eso, decía, llegó el bochorno, la risa ante media España, que la otra media estaba de Carnaval. Varias decisiones tácticas que acabaron de destrozar al equipo, otro contragolpe del equipo levantino, gol de Simón, que se lo merecía el chaval pues ayer hizo el partido de la temporada...¡y a casa! ¡Cojonudo tras cojonudo!
Estamos mal, muy mal. No porque ayer perdiéramos, sino porque damos una sensación de estar acojonados y de que nos viene grande esta empresa, que no sabemos cómo coño afrontar nuestra tarea y que estamos empezando a ser la coña de la categoría. Yo creo que cuando los rivales dicen en sus ciudades ante sus medios de comuncación que "el Zaragoza es un equipazo", que "es el candidato número uno a subir", que "es el rival a batir", en el fondo se están partiendo el pecho y el descojono en las peñas rivales es monumental. Y lo creo de verdad. ¿Sabes por qué, amable lector? Pues porque yo también estoy empezando a pensar lo mismo: que este equipo es una banda y este club necesita un meneo y que a veces creo que este camino que estamos recorriendo no es que sea largo y tortuoso, sino que lo que ocurre e que nos hemos equivocado y estamos circulando por una senda equvocada y que este no es el camino que nos lleva a casa. A Primera.
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