jueves, 26 de marzo de 2009

Hablemos de la Fe.

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Hay Liga. Y hay muchas ganas de que acabe la Liga. Esta Liga Adelante que se ha convertido en el más oxidado de los sufrimientos y para cuyo final no acabamos de ver la luz. Hay Liga y hay deseos de recibir una buena noticia, la mejor noticia: que el Real Zaragoza ha derrotado al Xerez y como consecuencia las piernas de los adversarios han empezado a temblar. Y el corazón se les ha paralizado.

El Real Zaragoza es mi equipo, lo llevo cosido a mis emociones y lo quiero con pasión. Lo apoyaré y lo seguiré hasta el fin y necesito creer en él como la noche busca la mañana, así que diré bien alto que para este sábado tengo buenas vibraciones. Paso por alto las contradicciones de la Directiva, el discurso errático del entrenador, la indolencia de los jugadores, el paso cambiado de gran parte de la prensa y la desorientada orfandad de la afición. Paso por alto hasta mi cuestionable inestabilidad, pues soy humano, pero ya dije hace un tiempo que no acepto ningún gesto negro que ponga en duda la solidez del Real Zaragoza y defenderé hasta el final mi fe en la victoria. ¿Razones? Ninguna, pero es que...¿acaso esto del fútbol atiende a razones?
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