domingo, 29 de marzo de 2009

Xerez, 1 - Real Zaragoza, 2

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Bonjour, felicité

"El Zaragoza sólo tiene una virtud en relación al resto de equipos de la categoría, que sus jugadores piensan décimas de segundos antes que los demás y esto en fútbol cuenta y más en las ocasiones de gol." Estas palabras, publicadas en "El Diario de Jerez" las pronunció ayer Esteban Vigo, entrenador del Xerez, en la Sala de prensa de Chapín minutos después de finalizar el partido entre el equipo gaditano y el Real Zaragoza, en el que este último se impuso por 1 - 2 con goles de Jorgelópez.

Traigo este párrafo a este blog, inflamado de alegría y pasión zaragocista tras lo vivido ayer, porque me parece muy ilustrativo conocer la vida desde la otra orilla, porque a veces pecamos de mirarnos excesivamente el ombligo y eso nos impide ver las cosas con claridad. Sin embargo, cuando escuchamos a los diferentes, a los que viven lejos y nos ven y nos miran y nos estudian y nos analizan, podemos comprender mejor la vida. Es un sano ejericicio que recomiendo. Por eso prosigo. Por ejemplo, el diario Jerez Información escribe y habla de "un Zaragoza que dejó la impronta de su categoría, aunque al final se tuvo que aliar con esa fortuna que dicen que tienen los campeones." Es otro dato más a tener en cuenta, pues sin duda con el partido de ayer se recupera la impronta de equipo grande que se había quedado por el camino, lo que nos congratula y añade un punto de autoestima que tanto bien nos va a hacer.

Siguiendo nuestro interesante recorrido, encontramos esto: "Nos vamos con cara de tontos tras la derrota" y en este artículo podemos leer una retahíla de frases que a uno le suenan muchísimo, pero que me producen una suave sonrisa de media comisura, pues por primera vez no las leo en boca de los nuestros, sino en el demudado gesto del rival. Y esta sensación les juro que me conforta, me alegra la tarde y me hace ver las cosas de otra manera. Además, por supuesto, del gozo que me provocó la victoria. Y a ella vamos.

El Real Zaragoza dio un paso de gigante. Pero no de un gigante cualquiera, no. Paso de gigante de Sallent, paso de Fermín Arrudi, cuya historia con tanta maestría nos relatara mi apreciado Antón Castro en su libro "Los seres imposibles". Un paso de los que hace temblar el misterio, de los que retumban en los corazones de los adevrsarios como si todo el Aragón Tambor hubiera redoblado al unísono para hacer llegar al más recóndito de los rincones la llama azul que a veces nos quema, que siempre nos enamora. La victoria en Chapín es un reflejo del sol que nos devuelve su luz, tantos meses apagada y que, por fin, nos advierte de sus ser.

Fue un partido bien jugado, mejor luchado y óptimamente resuelto. Desde el primer minuto mis amigos y yo vibramos con el equipo, respiramos su sudor y bebimos su aliento y eso, amable lector, no ha sido lo habitual en los últimos meses. Había un espíritu recio que protegía las acciones de los nuestros y hasta degustamos jugadas de toque y precisión, de esas que el zaragocismo ha saboreado tantas veces durante tantos años. Pero, y sobre todas las cosas, vislumbramos la posibilidad de vencer, de derrotar al adversario que, no se olvide, era el líder intratable e intratado de la categoría.

Cuando Jorgelópez logró el primer gol una explosión de alegría incontenible arropó las vacías paredes del local de nuestra peña y los gritos de victoria salieron de las grietas dfe la montaña en las que se habían refugiado hace ya muchos meses. Un aire denso y lento se fue apoderando de nuestras gargantas, rotas por el delirio de lo que podía ser. Cuando el Xerez logró su gol, el gol absurdo que siempre recibimos porque alguna deuda con el Olimpo debemos tener pendiente y ese es el precio que se nos pide pagar, un áspero humo inundó la estancia. Luego vino la expulsión de Ponzio. El "siempreigualismo", es decir, esa filosofía de vida que se ha instalado en nuestra decrépita alma zaragocista y que nos lleva a decir, jornada tras jornada: "siempre igual", se apoderó de nuestro ánimo, pero en seguida se vio que el Real Zaragoza, el equipo que ayer vistió un uniforme imposible y desdichado, no era el de los últimos tiempos, sino que siguió empuñando su xifos, la espada que su fiel afición había puesto en sus manos para defender el honor del escudo, apretó los dientes y siguió sufriendo mientras seguía buscando la ruta que le llevase a obtener el gol del triunfo. Y lo encontró.

Generelo dibujó un paso impensado, surgió de entre la niebla Jorgelópez y de un zurdazo diagonal batió al infortunado Chema, que desde ese momento y hasta el final se convertiría en el objetivo de las iras de su hinchada, muy poquito acostumbrada este año a la adversidad y mucho menos al sufrimiento. Y de eso quería hablar, pues ayer mismo escribí en este mi blog amado:

"Por último, si le mostramos al Xerez y a su afición la cara de un equipo fiero y decidido, estoy convencido que lo van a tener muy difícil. El equipo gaditano está ahí por méritos propios, es verdad, pero no está acostumbrado a sufrir esta temporada, porque todo le va de cara. Nosotros, por el contrario, llevamos el dolor cosido a la cara y eso, lo entrenados que estamos en pasarlo mal, puede ayudarnos a afrontar esta oscura tarde que ojalá acabe siendo una luminosa noche."

Y se cumplió. Hoy el aire es más azul que nunca.
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