domingo, 6 de marzo de 2011
Al final comienza un camino (FC Barcelona, 1 - Real Zaragoza, 0)
Confieso que me confesé antes del partido. Acudí a mi director espiritual y puse en sus manos todos mis temores, le conté los precipicios por los que temía despeñarme, le confié las dudas que se habían adueñado de mi petrificado corazón y compartí con él los monstruos que asaltaban mis inquietos sueños. Todo eso hice antes de que el Real Zaragoza se enfrentase al imperial FC Barcelona, ese despiadado coloso que cuenta sus batallas por demoledores triunfos y posee el colmillo mejor afilado de la Vía Láctea. Confieso que confesé antes de morir, pero anoche los dioses olían a tierra, despreciando al firmamento.
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