domingo, 26 de octubre de 2008

Real Zaragoza, 2 - Xerez, 1 (crónica del partido)


La sonrisa confortada

"Quiero saborear la alegría del éxito, quiero saberme grande aunque sea en la trastienda de los campos dorados de Primera; necesito sentir el miedo del adversario, la agria certeza de la derrota que muestran nuestros enemigos antes del combate. No es para siempre, pero es lo que tenemos hoy, sábado, tres horas antes de afrontar la que puede ser una nueva victoria." ("La bonanza de las tardes ignoradas")



Leído después de escrito; saboreado después de permitir que el paladar lo acaricie. Así es la vida de los dioses después de gozar el cuerpo de la mujer que te cautiva y te vuelve loco. Así es la vida de nuestra Real Zaragoza en 2ª División: somos "el grande", con todo lo que ello quiere significar, y tenemos que aprender a serlo. Los jugadores ya lo están haciendo; el zaragocismo está en ello.

El Real Zaragoza ha derrotado por 2 - 1 al Xerez en partido correspondiente a la 9ª Jornada del Campeonato Nacional de Liga de 2ª División. Los goles los han marcado Oliveira y Ewerthon. El choque ha sido duro como roca, intenso como un encuentro inesperado y ha seguido el guión que los entrenadores y los propios jugadores habían diseñado e imaginado. El Xerez es un buen equipo, muy bien organizado y con unas ideas muy interesantes que sus jugadores saben interpretar con gran inteligencia. Hasta ayer llevaban tres jornadas sin encajar un solo gol y además, no olvidemos que tenían los mismos puntos que el Real Zaragoza, lo que habla de un grupo con intención y entidad para aspirar a pelear el ascenso. La primera parte no hubo muchas ocasiones, pero sí un hermoso duelo táctico en el que el más beneficiado fue el conjunto andaluz, experto en manejar situaciones como la de ayer, en que hay un equipo obligado a vencer y al mismo tiempo a hacerlo bien pero que en seguida encuentra más problemas de los habituales. Así y todo, fue el partido perfecto para lograr el triunfo, porque el Real Zaragoza necesita partidos como este, partidos en los que deba hacer valer su categoría, su historia y su latido utilizando el talento, que lo tiene a raudales, la calidad, que le hace ser diferente, y un escudo que le obliga a golpear una y otra vez el mentón del adversario hasta que, por muy duro que sea, le haga doblar la rodilla. Y lo supo hacer.

La segunda parte comenzó de otra forma. Marcelino empujó decididamente a Jorgelópez al centro del campo y le abrió la puerta de la banda izquierda a Caffa, con lo que consiguió provocar un error en el equipo jerezano que le costó el primer gol, obra, naturalemente, de Oliveira. La importancia de llamarse Ricardo valió, una vez más, para presentar una de nuestras tarjetas con canto dorado de que disponemos: la grandeza de uno de los mejores goleadores europeos, lo cual nos convierte, unido a otros detalles, en un gran equipo. No porque seamos más sólidos que nadie; no porque combinemos mejor que nadie; no porque estemos más conjuntados que nadie. No, nada de eso: somos un gran equipo porque resolvemos, porque encontramos respuestas cuando hay demasiadas preguntas, porque golpeamos, golpeamos, golpeamos, recibimos, pero volvemos a golpear y no dejamos de hacerlo hasta que suena la campana.

Y eso sucedió. Recibimos un duro y seco gancho en la mandíbula, esa que en otro tiempo fuese de cristal pero que ha logrado solidificarse con el paso del tiempo. Quizás es así porque el entrenador ha logrado, a base de mucho entrenamiento, esfuerzo y sudor, que lo que antes saltaba hecho añicos al menor roce ahora resista los embates de las olas de esta categoría, en la que no hay aguas claras sino ciénagas negras y olvidadas. Así, llegado ya el minuto 90, cruzada ya la delgada línea roja que separa la desesperación del ánimo fornido, llegó el gol, regalo de Ewerthon, el muchacho que volvió del silencio, aquel que recorriera la temporada pasada varios cuarteles sin encontrar en ninguno de ello el cobijo necesario para sentirse fértil. Gol y felicidad, la que disfrutan cada tarde los equipos que tienen pegada.

"Equipos como el Madrid tienen eso: en partidos planos que dominas, te pillan una vez y te matan". Estas palabras las he leído hoy en "El País" de boca de Joaquín Caparrós, entrenador del Athletic de Bilbao, y me han llamado la atención pues he pensado que se podrían aplicar perfectamente a nuestro Real Zaragoza. Nuestro equipo quizás no mereció ganar y así lo expresó Marcelino después del partido ("Ha sido mejor el marcador que el juego") y el entrenador del Xerez, Esteban, mostró su disconformidad con el resultado, pues pensó que merecían más. Probablemente, pero lo que me gusta es verme en el otro lado, vivir en la otra cara de la luna. Me gusta ser del equipo que no juega bien pero (casi) siempre gana; me gusta tener pegada; me gusta que los jugadores determinantes vistan mis colores; me gusta no dar ningún partido por perdido.

Y diré que estoy encantado y sonrío acompañando el gesto con unos golpecitos de arrepentimiento en el pecho para decir que aplaudo la extraordinaria actuación de Javi López Vallejo. Si en "El cajón de las tristezas" escribí que "López Vallejo, cuyas actuaciones ya comienzan a preocuparme mucho, pues considero que un portero es un jugador que debe resolver situaciones límites, no sólo parar lo fácil, y él no lo está haciendo", hoy es el día en que felicito públicamente a nuestro portero porque ayer aportó con su trabajo tres puntos de oro y nos deja sensaciones positivas donde hasta hoy había desconfianza y temor.

Y diré que estoy encantado porque el gol es nuestro y de ello ya habló mucho y bien Marcelino en su momento cuando dijo que el gol se tiene o no se tiene, que no se trabaja, que no se aprende. Sí, es nuestro, lo tenemos y si el gol es nuestro será más fácil subir las pendientes del camino de regreso a casa. A Primera.
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