El cajón de las tristezas
El Real Zaragoza cayó derrotado ayer por 2 - 1 en partido disputado frente al Hércules de Alicante correspondiente a la sexta jornada del Campeonato de Liga de 2ª División. El gol zaragocista lo consiguió Gabi a la salida de un córner con una extraordinaria volea.
El partido de ayer nos deja preocupados. No sólo el resultado es malo, sino que tenemos en la mano un parte médico estremecedor (Ewerthon, Herrero, Pulido) y una sensación de ser el más feo del guateque que asusta. Es imposible que nos salgan peor las cosas, pues al capítulo de lesiones hay que unir una serie de errores infantiles, una inaudita mala suerte con el gol y hasta la incapacidad para transformar un penalty, pero lo de ayer no sólo se puede achacar al infortunio. Uno ve a este Real Zaragoza y se muere de ganas de ver a un equipo que sea capaz de resolver los partidos con la solvencia de los grandes, aunque sea jugando mal, pero por contra nos encontramos con unos jugadores que tienen muchas ganas, en ese terreno no hay reproches, pero a los que les falta la mala leche de los matadores. Veamos.
Comienza el partido con un ritmo frenético que sólo favorece a quien no tiene nada que perder, en este caso el Hércules, gallito sobrevenido que se ha encontrado con una posición privilegiada y al que, por ende, todo le sale bien. Ese ritmo, que recordaba al de la primera parte de la Real Sociedad, conllevó una serie de situaciones de gol que bien podían haber valido el partido. Recuerdo un estupendo cabezazo de Oliveira que sacó Calatayud con una mano que ya quisieran para sí muchos porteros de Primera. Al cabo de lo minutos, los de Alicante vieron que el Real Zaragoza no la metía ni aún ensanchando las porterías y se echó adelante, en un ejercicio de insolencia que le dio muy buen resultado, pues metió a los nuestros en una cueva de la que ya casi no pudieron salir en toda la primera parte. Tan sólo algunos balones largos facilitaban las carreras de Ewerthon, que amagó un par de veces con demostrar por qué le llamamos "la flecha". Y así hasta su lesión. Ahí comenzó nuestro calvario y se vislumbró la negrura de la tarde. Llegó el descanso y con él, la penuria.
Si el fútbol es un deporte que lo juegan once jugadores, seres humanos falibles, también habrá que hacer mención de vez en cuando al error. Al error y al trabajo mal hecho, y para mí ayer hay tres jugadores del Real Zaragoza a los que hay que reñir porque sus equivocaciones nos llevaron a la derrota. Chus Herrero, cuya actuación no fue buena y cuyo despeje en la jugada del primer gol facilitó el remate de Tote. López Vallejo, cuyas actuaciones ya comienzan a preocuparme mucho, pues considero que un portero es un jugador que debe resolver situaciones límites, no sólo parar lo fácil, y él no lo está haciendo. Tampoco ayer, en ninguno de los dos goles. Y Oliveira, cuyo error en el lanzamiento del penalty impidió que ahora el equipo cuente con un punto más. Y así es el fútbol. Las victorias se cosniguen a base de aciertos y las derrotas llegan gracias a los errores propios y el Real Zaragoza, ahora mismo, es un equipo que falla más que acierta, falla en lo que en tenis se llama "errores no forzados", y eso es algo que no ayuda nada a conseguir nuestros objetivos. Si esto no hubiera sido así, si nuestros jugadores no hubieran fallado lo que fallaron, y hablo de errores muy graves, no de pérdidas de balón sin significado o regates que no salen, hoy estaríamos en mejor disposición de afrontar el siguiente partido.
Luego están las lesiones. Es verdad que un entrenador odia hacer cambios a causa d las lesiones, y por si no querías una taza, toma tres. Ewerthon se rompió y salió Braulio, cuya aportación fue muy pobrecica; Pulido se rompió y salió Paredes para recomponer la defensa y Chus ser ompió...y ya no había más cera: todos los cambios estaban hechos. Aquí sí que podemos decir que nos ha mirado un tuerto. Y es que nos pasó de todo, aunque considero que, así y todo, a pesar de todos los nubarrones, sino hubiéramos fallado, si hubiéramos hecho bien nuestro trabajo, hoy el Real Zaragoza tendría, al menos, un punto más.
Queda mucho, muchísimo, y sé que esta categoría es muy rara y que los equipos que hoy están arriba perderán partidos impensables y tropezarán cuando nadie se lo espere, pues eso nos dice la Historia, eso ocurrió hace seis años, cuando el Real Zaragoza no accedió a los puestos de ascenso hasta la jornada nº 12, cuando derrotó agónicamente (casi todo fue agónico aquella temporada, no lo olvidemos) al Terrasa con un gol de Paco y la prensa de entonces hablaba del equipo como de un grupo que "se parece como una gota de agua a su entrenador. Un acorazado, un bloque homogéneo que avanza como un rompehielos, con muy poco estilo pero con una efectividad demoledora" (Alfonso Hernández, El Periódico de Aragón, 25 de Noviembre de 2002). Efectividad: esa es la palabra clave, el concepto que hay que grabar a fuego en el corazón de nuestros gladiadores, ayer más preocupados en hacerlo bonito que en meterle "cuatro pavas" a Calatayud, recoger las maletas y volver a casa, que hay que seguir con la faena. Es un camino terrorífico el que nos queda por recorrer, por eso hay que ser paciente, pero al mismo tiempo inconformistas, rebeldes y exigentes, pues no conviene que nada ni nadie se interponga entre nosotros y la Gloria de disponer de nuevo del brillo de los rayos de sol que reina en nuestra casa, la que nos espera al final del sendero. Esa es la meta: volver a casa. A Primera.
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