martes, 23 de octubre de 2007

D'Alessandro, ese duende irreverente


(por Juan Antonio Pérez-Bello)

Las frases se suceden, las peticiones de pena de muerte cubren el cielo y los Sans Culottes pretenden tomar la Bastilla. No he estado en el entrenamiento (nunca estoy: trabajo y vivo lejos de Zaragoza) y no conozco las circunstancias ni los hechos, pero de algo sí estoy seguro y voy a expresarme en estos términos porque conozco el paño. Lo que ha sucedido, tenga razón quien la tenga, que es algo que no cuestiono, es gravísimo y dice mucho (bueno, en realidad muy poco) del jugador.

Ha despreciado a su superior, ha mostrado una falta de respeto absoluta hacia los demás miembros del grupo, pretende lograr sus objetivos a base de comportamientos más propios de un joven pendenciero que de un sportman que, a mi modo de ver, tiene que ser modelo y ejemplo para los niños y los jóvenes. Y por último: muestra sus argumentos (que yo, sinceramente, aún no conozco, pues no los ha explicado de una manera educada y razonada) haciendo uso de instrumentos que debemos alejar de nuestra convivencia: bronca, insultos, amenazas, palabras gruesas y conductas irrespetuosas (son varias las ocasiones en el año y pocos meses que lleva entre nosotros en que nos ha mostrado su elaborado repertorio).

Mi trabajo y mi vida me llevan a alejarme de deportistas como D'Alessandro. Si tiene razón o razones (que no lo descarto, que conste) no son ni modos ni maneras y a quien más perjudica es al Real Zaragoza. Que por cierto, también somos nosotros. No nos haces falta así, Andrés. No es això, compañero.

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