miércoles, 24 de marzo de 2010

UD Almería, 1 - Real Zaragoza, 0

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El Real Zaragoza ha caído derrotado (1 – 0) ante la UD Almería en partido correspondiente a la 28ª Jornada del Campeonato Nacional de Liga de 1ª División.

El Real Zaragoza ha caído derrotado. o de otro modo: el Real Zaragoza se ha derrotado a sí mismo, si es que se puede utilizar este verbo en este tiempo, porque hoy se ha visto a un equipo mortecino, apagado, espumillado en la intención y escondido ante la necesidad. El equipo, extraño equipo, por otra parte, no ha sabido ni ha podido ni ha sabido. O mejor: se ha ido. se ha marchado a las nubes, al limbo de la ineficacia, al purgatorio de la miseria, a las llanuras de la indolencia. Hoy, amigos, ha sido un día horrible.


La primera parte no hemos aportado casi nada ante un equipo, el Almería, que juega al vacío, a la ausencia de aire, a la nada. Un equipo que no es equipo nos ha provocado miedos, dudas y tembleque y eso es lo peor que nos podía pasar. Han pasado los minutos y no hemos dado ninguna sensación, ni buena ni mala. Y es que Gay ha presentado una alineación que nos ha puesto los pelos de punta. Cuando la cosa iba, cuando parecía que habíamos encontrado un estilo, una figura reconocible, un perfil amigo va José Autrelio y nos descoloca a todos, nos destroza el horizonte y alinea a jugadores que hace un mundo no estaban entre nosotros. Elige a Pablo Amo, a Abel Aguilar, a Jorgelópez y la cosa no ha salido. Peor: ha salido fatal.


Porque la segunda parte ha comenzado con un tímido planteamiento ofensivo que ha permitido pensar que controlábamos el partido, pero es que tenemos tantas ganicas de creernos lo que no es que cualquier tímida combinación ya nos parece la jugada del año. Unos cuantos minutos en los que parecía que allí se podía conseguir un gol, pero tras una jugada en la que Gabi ha llevado el balón al larguero todo ha acabado. Un acercamiento del Almería lo ha culminado Uche, el brother del nuestro, y ha mareado a los tres defensas que por allí andaban para colocar la pelotica lejos de Roberto, que ha visto cómo le hacían gol sin ofrecer ni un sólo mérito. Lo peor que nos podía pasar, osea.


Luego, el desierto. Un horizonte polvoriento en el que nuestros jugadores han sido incapaces de trenzar ni media jugada. Pérdidas de balón irritantes, desesperante indolencia, indignante presencia en un partido en el que no merecíamos ni siquiera ser convocados. Una misérrima propuesta en absoluto digerible, con un Gay desesperante que ha tomado unas decisiones que no han hecho sino enredar un poco más el desastre. Y cuando parecía que aquello no podía ser peor, Ponzio comete un inocente penalty al golpear el balón con su brazo, lo que supone máxima pena y amarilla para el argentino, que le impide jugar contra el Valencia. Se nos han quedado unas caras en las que la angustia y la desazón eran las dueñas y el zaragociasmo entero se ha venido abajo.


El penalty, afortunadamente, ha sido detenido magistralmente por Roberto, que ha demostrado que sí es un portero de Primera División, que sí es un portero para este Real Zaragoza, pero ya no quedaba tiempo para nada. El partido ha agonizado y el Almería, un equipo seco y yermo como un palmo de los Monegros, se ha llevado los tres puntos ante un Real Zaragoza condenado al sufrimiento.


El sábado llega el Valencia. Bestia negra del Real Zaragoza, no parece el mejor momento para redimirnos ni para sentir el aroma de la esperanza. Gay apela al poyo del zaragocismo, de la afición y asegura, lo ha dicho en la rueda de prensa, que ya veremos cómo los jugadores dan la cara. Uno, veterano en alegrías y sinsabores, sigue confiando en todo, pero diré que lo tienen difícil tanto el cuerpo técnico como los jugadores para convencer a la afición. Quizás sea una buena idea apelar al cobijo de San Agapito, santo que celebra hoy su onomástica. Claro, que también hoy se celebra San Segundo. Y no es coña.

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