martes, 3 de julio de 2007

El Real Zaragoza visitó Alcorisa en Agosto de 2004 (la crónica)

Partido homenaje a las Peñas Zaragocistas

Y los olivos se tiñeron de blanco y azul

Minuto 1: tiro al poste de la afición.

- ¡El día más grande de la historia de Alcorisa! – acertó a exclamar aquella noche ese corazón azul y blanco que vuelve a casa cada cuanto para dejar su huella en los peñascos y los aires de nuestro pueblo
- ¿El día más grande? – me dije -- ¡Vaya! No sé lo que pensarán los esmerados miembros del C.E.L.A. de semejante afirmación.

El día más grande. Sé, apreciados lectores, que a aquella garganta, cuyo dueño posee un recorrido familiar de poderosas raíces alcorisanas, no le tembló ninguna de sus voces ni se le nubló ninguna de sus memorias. Para él, como para los dos mil recovecos de emoción que esa tarde nos citamos en el José Roca, lo que allí vivimos fue mucho más que un partido de fútbol entre esforzados atletas de carne y hueso e intangibles héroes de batallas ganadas y conquistas que vendrán.

Minuto 17: córner a favor de la organización.

Los cronistas que cubrieron el acontecimiento rasgaron sus plumas para escribir que Alcorisa había sabido organizar, con gallardía y eficacia, un evento que iba más allá que un simple encuentro amistoso de fútbol. La Peña Zaragocista “Juan Señor”, de Alcorisa, el C. D. Alcorisa y el Ayuntamiento de Alcorisa, complementados con multitud de voluntarios, habían preparado el III Trofeo Homenaje a las Peñas Zaragocistas para segur el camino iniciado hace dos años en Calamocha y que había tenido continuidad en Zuera el año pasado. Un partido de fútbol que tiene como protagonistas al Real Zaragoza y al equipo de fútbol de la localidad organizadora y que constituye una fiesta que pasa a formar parte del patrimonio cultural de la villa.

Minuto 36: falta al borde de la emoción.

En esta ocasión Alcorisa disfrutó, seguramente, del partido más esperanzador e ilusionado de todos. En primer lugar, porque en la previa del partido el Real Zaragoza ofrendó a la afición la Copa del Rey conquistada mágicamente ante el Real Madrid el pasado mes de Marzo. Además, porque el equipo crece, madura y se sostiene en el futuro, y la afición lo percibe: transpira el mañana donde pone el pie. Y añadimos que Cani, cuyo padre entrenó una de las formaciones del C.D. Alcorisa que más y mejor ha hecho vibrar nuestros colores, es uno de nuestros símbolos más amados y correspondió a todos y cada uno de los gestos de cariño con que los seguidores alcorisanos y bajoaragoneses le demostramos nuestro afecto.

Minuto 44: gol de corazón.

Si hubiera que marcar los tiempos de la jornada, comenzaríamos con el encuentro institucional con algunos de los responsables del Real Zaragoza, donde se compartieron deseos, esperanzas, propuestas y proyectos. El recorrido por alguno de los lugares emblemáticos de Alcorisa, como la Iglesia de San Sebastián, sirvió para cerrar el cálido círculo que se inició el pasado año con la celebración del III Encuentro de Peñas Zaragocistas. Y las puertas del campo comenzaron a abrirse pronto para propiciar la llegada de quienes se iban a convertir en el objeto del homenaje.

Minutos antes de comenzar a disfrutar de la presencia de los jugadores del Real Zaragoza, un nutrido grupo de jóvenes deportistas paseaban inquietos por los alrededores del túnel de vestuarios. Su aspecto indicaba su capacidad de esfuerzo y su predisposición al combate y en muchos de ellos pudimos apreciar un gesto especial al saberse actores de una obra dispuesta para el brillo de los ídolos. Hablamos de los jugadores del C.D. Alcorisa, en los que también se deposita el anhelo de una afición y que se convertían durante unas horas en los gladiadores que el Cesar había elegido a mayor gloria de los campeones. A ellos, a su sudor, a su grito de entusiasmo y su pasión por el fuerte dedicamos también estas líneas, como justo abrazo a quien trabaja por una idea de equipo y un amor al escudo.

Minuto 52: libre directo a 40 metros.

Si todo estaba dispuesto para el combate también hubo momento para el reconocimiento y la admiración. El saque de honor es un gesto que se reserva a los grandes, que se guarda para los que en algún suspiro han comido en la misma mesa que los dioses. Y si alguien así existe cuando hablamos de fútbol en Alcorisa, no puede llamarse de otro modo que Juan Antonio Señor. Por historia, por compromiso, por galanura y por sabiduría el gran centrocampista del Real Zaragoza llena los espacios del deporte en Aragón con su presencia y la memoria de su arte y esa tarde Alcorisa y “su” peña le ofrecieron el más cálido de los abrazos en la mejor forma que el deporte ha creado. Y todo eso sucede mientras esperamos que Cani, ese bocado que el Olimpo ha puesto en nuestro plato, rompa la esperanza y se sitúe en el lugar de los elegidos. Será entonces, porque seguro que será, cuando podamos decir que esa figura que será leyenda ya provocaba la sorpresa del paisaje cuando le mostraba al balón, con tan sólo seis o siete años, los caminos de lo imposible, y que eso ocurría en el José Roca, de Alcorisa.

Minuto 65: gran jugada por la banda de casa.

La fortaleza de las mentes de los guerreros que llegaron del valle arrasó el pundonor de los jugadores del Alcorisa, pero siempre diremos, y así lo contaremos a nuestros nietos, que aquellos que sufrieron la derrota se llevaron la palmada, el saludo y las palabras de aliento de quienes llevan el sello de nuestro Aragón. Y cada vez más, porque si una perla engarza este Real Zaragoza es la firmeza en la apuesta por la cantera de quien es su Director Deportivo, Miguel Pardeza, y de su entrenador, Víctor Muñoz. Mucho de casa y mucho Aragón, decimos, pues Láinez, Generelo y Soriano (aunque no jugaron), Zaparain, Cuartero, Zapater, Cani, César Jiménez, Capi y García Granero llevan la marca del cierzo por uno u otro motivo y eso hace que la grada, esa dama exigente y generosa al mismo tiempo, se enamore más fácilmente del equipo y el aplauso le surja enérgico.

Minuto 90: pitido final y banderas al viento.

Así fue, así lo vivimos, así lo sentimos ese miércoles 18 de Agosto en las laderas de los montes del zaragocismo. Por eso, ahora que termino estas líneas repletas del aroma del cuidadísimo césped del José Roca, vuelven a sonar en mí las palabras del amigo de corazón blanco y azul y alma roja y dorada cuando a la salida del campo me gritó en la lejanía:

- ¡Juan! ¡El día más grande de la historia de Alcorisa!

Y yo, la verdad, aún pienso que los amigos que formen parte del C.E.L.A. en el siglo XXII se encontrarán en ese callejón al que los tiempos les llevarán y asumirán el hermoso deber de recurrir a la memoria de los que estuvimos allí. Porque si algo cierto hubo en todo aquello es que, en efecto, es, fue, será Historia.

Juan Antonio Pérez-Bello
(Artículo publicado en BALCEI en Septiembre de 2004)

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