domingo, 4 de mayo de 2008

Real Zaragoza, 1 - Deportivo, 0 (Crónica del partido)

Con tu latido

Cerré los ojos. Dispuse las manos sobre la frente, como si temiese oir la voz del jefe del pelotón, momentos antes de gritar: "¡Sobre el condenado...! ¡Apunten!". Me dije a mí mismo que alguien debía dictarle al destino que ese balón debía rodar con la determinación del Minotauro y cruzar la maldita línea blanca que aquel cancerbero de oscura barba y cabello desvergonzado defendía con la bravura del desesperado. Dejé de vivir durante unas milésimas de segundo. Sé que dejé de vivir. Pero el trueno me devolvió a la vida. Las voces desgarradas, arrancadas de las gargantas de los amigos de la Peña con la violencia del que vive en la Milla Verde desde hace demasiadas semanas, me devolvieron la respiración y el latido. Todo giraba a mi alrededor y pude acertar a preguntar: "¿Qué ha pasado?" Y obtuve respuesta. Y dormí con ella.

El Real Zaragoza ha derrotado al Deportivo de la Coruña por 1 - 0 en partido correspondiente a la 35ª Jornada del Cameponato de Liga. El gol lo consiguió Ayala en el minuto 94, tras botar Matuzalem una falta que había sido cometida sobre Oscar. El encuentro agonizaba y el zaragocismo ya se estaba disponiendo a preparar los actos funerarios cuando el alma del zaragocismo ha sido capaz de acoger la última brizna de aliento que sobrevolaba el Templo del León. Un último suspiro ha otorgado el premio merecido después de 94 minutos de bravura, corazón y deseo incontenible.

Ha jugado el Real Zaragoza el partido soñado. Ni el más irracional de los fervores habría podido dibujar un final con más brillo. Un encuentro repleto de juego, esfuerzo, ocasiones y dramatismo que encuentra su broche en el último segundo, cuando el cielo está a punto de desplomarse sobre nuestras cabezas pero que tiene a bien proponerle a todo un Ayala la ocasión de disfrutar del llanto del atleta muerto que se agarra a la luz del triunfo con la fuerza del que agoniza. Un partido ejemplar, en el que un equipo ha mostrado la fuerza de la unión, del esfuerzo común, de la lucha por un mañana mejor.

Más de veinte ocasiones de gol, más de veinte chispazos dispuestos para el éxito, más de veinte momentos inacabados han sido capaces de crear nuestros guerreros ante el mejor equipo de la segunda vuelta, que es como decir ante el equipo que mejor ha entendido lo que significa este Campeonato. Más de veinte dentelladas al mal fario, al infierno que asoma sus fauces glotonas e insaciables por la esquina de la miseria. Más de veinte, pero ninguna ha servido para romperle la cara a la desesperanza. Sólo una, la que ha propiciado el emperador de seda que llegó de Oriente, el comandante que estaba llamado a ser el estandarte de este ejército que ha cosido sus andrajosos uniformes, rotos a lo largo de una campaña desoladora, ha conseguido derribar el portón de la muralla de esta Jerusalem inaccesible en que se había convertido la portería de Auoate. Esa falta, ese momento sideral, ya forma parte de nuestra Historia.

Debemos seguir peleando, la guerra aún no ha terminado, no hay todavía ningún ejército ni cautivo ni desarmado, por lo que el miércoles debemos acudir al Mediterráneo con las espadas limpias y las corazas bruñidas. Y eso será así. Sin embargo, lo más importante es que nuestros corazones laten de nuevo con el impuslo de la fe, y la sangre que impulsan ya discurre, valiente e incontenida, por los caminos de la esperanza.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué momento, Juan!. ¡Qué momento!. ¡Indescriptible!.

¡Esas más de 30.000 gargantas gritando al unísono, esas banderas y bufandas al cielo, esos abrazos, esos saltos, ese "Zaragoza no se rinde"!

¡Que nervios!, ya no sabíamos que hacer, como sentarnos, si ponernos de pie, si irnos,... pero no, el destino nos sirvió la justicia, cual venganza, en plato frío.

¡Ese Sergio García se merece un monumento! ¡Qué futbolista! ¡Qué clase, que técnica, que corage,...! ¡Renovación de por vida, ya!.

Emocionante, de verdad. Tendrías que ver la imagen del pito final y de como los 4 defensas, a la vez, en total sincronía, se desplomaron sobre el verded césped de la Romareda, exhaustos, emocionados, incrédulos,... Como todos los que estábamos allí o que los estabáis viendo en la peña Juan Señor. Seguro.

Anónimo dijo...

La kronica del partido es tal cual lo viví con mis amigos No estuve en Paris pero me parece que este gol si nos quedamos en 1ª será para recordarlo toda la vida