Tan fuerte es la tentación de escribir sobre aquella tarde del 18 de Mayo de 2008 que me escuece el alma y aún no encuentro remedio a la noche. Fueron tan tristes aquellos paseos después de la tragedia, tan fría la mañana siguiente, que aún me duele la memoria. Y aún pienso que el Real Zaragoza nos debe una a la afición. Nos debe el esfuerzo generoso, nos debe la entrega sin reservas. Nos debe la vida. (leer +)
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