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El Real Zaragoza es un cuerpo herido. La sangre que los balazos recibidos han provocado se resbala por el torso desnudo de un guerrero golpeado por la maldición de las derrotas y difícilmente puede moverse, pues el dolor se lo impide. El Real Zaragoza gime, mueve quedamente sus músculos agarrotados por la tierra que se come la piel desgastada y no hay quien le pueda ayudar. Nadie cerca. Nadie lejos. Nada. (leer +)
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El Real Zaragoza es un cuerpo herido. La sangre que los balazos recibidos han provocado se resbala por el torso desnudo de un guerrero golpeado por la maldición de las derrotas y difícilmente puede moverse, pues el dolor se lo impide. El Real Zaragoza gime, mueve quedamente sus músculos agarrotados por la tierra que se come la piel desgastada y no hay quien le pueda ayudar. Nadie cerca. Nadie lejos. Nada. (leer +)
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