miércoles, 4 de junio de 2008

A Bogdan.

Escribí el sábado pasado un artículo al que llamé "Muere la muerte, creo en ti". Lo titulé así porque el Real Zaragoza, un club de fútbol, el nuestro, había perdido la partida y se lamía las sucias heridas después de una temporada triste y holgazana. Sin embargo, a veces, demasiadas veces, la vida nos muestra la ruindad de las noches masticadas y se ríe de nuestra candidez, sobre todo cuando pensamos que el fútbol es lo más importante y bajo la languidez por un descenso a una categoría inferior de nuestro equipo hay el vacío más absoluto.

Escribí esos párrafos, pero cuando lo hice aún ignoraba que en mi pueblo, entre mi gente, la verdadera tragedia afilaba sus puñales para partirnos el alma. Minutos después de cerrar mi ordenador una llamada rasgó nuestro corazón: Bogdan, uno de los nuestros, había cerrado los ojos para siempre. Sé que nada puede hacer recuperar la luz de su mirada ni el fresco aliento de sus quince años. Sé, ciertamente, que las mañanas serán para siempre como un barranco mudo y sólo la voz del viento arrullará el dolor que nos abraza. Todo eso lo sé. Por eso, ruego que el mañana bendiga su ausencia, porque su sonrisa siempre será nuestro paisaje.

Por ti, Bogdan; que la lluvia rubia cobije tu descanso.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Juan!
precioso el comentario, como siempre

Anónimo dijo...

Estuve esos días fuera de Alcorisa. Por lo que me han contado ha debido ser muy duro para toda la comunidad educativa del pueblo, y para el pueblo en general. Ánimo.

Como dice León, un comentario precioso. Sin embargo, ojalá no lo hubiéramos tenido que leer nunca.