martes, 3 de marzo de 2009

Real Murcia, 1 - Real Zaragoza, 4.

Ya no le dejan a uno ni dudar.

Pues eso me pasa por no estudiar. O por no saber de fútbol. O por creer en lo que no tengo que creer. En fin, que para un comentario un poco pesimista que escribe uno van estos que visten de blanco y azul y desmienten todos mis temores y me dicen, así, de una tacada, que son muy buenos y que son capaces de meterle cuatro pavas a un equipo que había ganado siete de los últimos nueve partidos jugados. Y que, además, no sólo sabe marcar goles Ewerthon, sino que hasta Ayala ha ido al vestuario a recoger sus propias cenizas y resucitar a aquel defensa que era capaz de meter goles inverosímiles elevándose por encima de las almas alicaídas de los contrarios, suspender su patagónico cuerpo varios segundos en el aire y asestarle un estremecedor cabezazo al balón para enviarlo como un misil propio de nuestro Poyet a las redes del contrario. O sea, toda una lección. ¡Pero si hasta Zapa convirtió y su gol sirvió para vencer!

El Real Zaragoza venció, venció bien y yo no lo pude ver. El único consuelo fue poder escuchar tras el partido a mi Presidente hablando por las ondas de Aragón Radio. Sus palabras, prudentes, sabias y animosas, como siempre, aportaron un gramo más de ilusión a esto del infierno, e incluso pude oirle decir que él sigue creyendo en el ascenso "aunque a veces discuta con mis peñistas". No conmigo, por cierto, que siempre he sido del Partido del Optimismo y eso me ayuda a afrontar el encuentro que el próximo domingo disputa el Real Zaragoza frente a un Hércules subido y capaz de amargarnos la tarde, sobre todo si Tote, ese gran jugador que no ha llegado a más porque esto delf útbol "es así", tiene su día. Apretemos los dientes, juntemos nuestras manos y empujemos a nuestro equipo a la victoria. Es necesaria y ya nos lo estamos empezando a merecer, ¿o qué?. Que de este camino ya comienza a vislumbrarse el final y es el que nos tiene que llevar a Primera.
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