martes, 25 de noviembre de 2008

La cábala de lo cierto


Buenas sensaciones. Cálidas palabras han acompañado los análisis que los contertulios de las diferentes emisoras y cadenas de televisión han dedicado al real Zaragoza en las últimas horas y eso me conforta. Me agrada, me ayuda a esbozar una sonrisa templada y tenue pero agradecida y eso me gusta. Me gusta porque me gusta que me digan que esto va bien, que el equipo se fortalece, que su s pulmones acogen aire y llamas victoriosas, que su cuerpo se hace grande ante los embates de las olas tristes y gruesas de la Segunda División y que los datos son cabezones...para bien. Dos partidos sin recibir goles, un gol en tres partidos, un portero que nos da puntos y seguridad, dos delanteros que construyen gritos de victoria, un comandante, Ayala, que crece sobre su propia inmensa historia y un entrenador que aporta lo que prometió: firme lenguaje, sólidas decisiones, inacabable esperanza.

Hoy vivimos una jornada sin fronteras escabrosas, calmada y de mirada al frente, de mirada al mar que hemos de surcar para llegar al campo de batalla ajeno. Hoy Paredes habla con el gesto sereno que otorga la victoria pasada y el zaragocismo aguarda que llegue el domingo. Será un domingo sin luces, pues así es el día en que no hay partido que llevarse a la mirada y en el que sólo encontraremos las narraciones de nuestros bardos elegidos. Ortiz Remacha es el mío por una cuestión geográfica e Internet será mi elección. Así andamos en este año ocho del milenio y así recorreremos unas cuantas yardas más que nos ayudarán a acortar el camino de regreso a casa. A Primera.
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