domingo, 20 de marzo de 2011
Es posible que no te conozca (Mallorca, 1 - Real Zaragoza, 0)
Jugar un partido bajo la luna más cercana a la Tierra desde hace dieciocho años debería ser un argumento irrechazable para librar una batalla a sangre y verso. Si ese partido se disputa en el escenario donde el zaragocismo representó su última tragedia, la pugna debería alcanzar su más metálico significado, pues debemos aceptar que el choque de nuestras espadas es la necesaria melodía que debe acompañar nuestro sufrimiento. Sin embargo, la tarde ha sido una torpe estrofa futbolística, una mediocre interpretación del Ball de las Ximbombas que ambos equipos nos han ofrecido, pues tomando al miedo por compañero muy corto se hace el viaje.
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