Hace algunos años, en octubre de 2007, escribí un artículo que titulé "¡Oh, Zeus! ¡Que vuelva pronto el fútbol!". En él decía:
"Los días resecos sin competición tienen las venas cortadas por los cuchillos de la ausencia. Ausencia de tardes con olor a césped, de noches de tertulia, de cafés bebidos mientras leemos periódicos amarillos por el humo de los goles.