La placidez del tedio

Hoy es lunes. Ayer vivimos la segunda victoria consecutiva en la Romareda y un espesa monotonía se ha asentado en nuestros pechos adormecidos por un éxito necesitado aunque no suficientemente apreciado. El Real Zaragoza venció al Athletic, pero su juego no enamoró. Esto, que en otros lares carecería de importancia, a la ribera del Ebro alcanza la categoría de pequeño gesto herético difícilmente digerido por el zaragocismo y eso hace que vivamos estas horas como si alguien hubiera inundado nuestros estómagos con el más poderoso de los somníferos.

La escena es curiosa. El Real Zaragoza ha ganado 7 de los últimos 9 puntos posibles. Dicho de otra manera, ha ganado 5 puntos más que a estas alturas de la primera vuelta. Son buenas noticias, pues son números de Champions (je), pero como los ha obtenido llorando, con un juego con el que no nos identificamos, con un estilo tan lejano de nuestros genes como lo está el agua de los Monegros, pues parece que estamos en pecado mortal.

Y no seré yo quien aplauda la forma en que se han logrado estos puntos, pero puestos a pensar en positivo, me da por cavilar e imaginarme que el Zaragoza obtiene dos resultados positivos en los dos próximos partidos, entendiendo por positivos no perder ni en Pamplona ni ante el Barcelona en casa. Si esto así fuera, resultaría que estaríamos en disposición de algunas cosas. Doy por sentado que no miro más allá del próximo domingo, pero me atrevo a confiar mis sensaciones en este blog y apostar fuerte diciendo que en el Reino de Navarra vamos a cosechar y esto, amigos, sería algo muy importante. ¿Jugando bonito? Queridos, en esta Liga no juega bonito (casi) nadie y los que están arriba lo están porque ganan partidos. ¿Cómo? Pues eso, como tú ya sabes.

Así y todo, uno titula este artículo como lo hace porque ya era hora de vivir un lunes como el de hoy, plácidamente tedioso. Y es que ya me estaba cansando de tantas emociones. Este corazón ya no está para demasiados sobresaltos.