jueves, 24 de septiembre de 2009

La afición del Real Zaragoza, un modelo de pasión


El fútbol es un universo en el que reinan, como señorones feudales hartos de ejercer su derecho de pernada con las doncellas del contorno, los tópicos. Los tópicos, sí, esas ideas, o a veces ni siquiera eso, esas frases que se hacen dueñas de una comunidad y con las que convivimos sin pararnos a reflexionar sobre su significado. "Fútbol es fútbol", "lo haré lo mejor posible", "si el mister lo estima conveniente", "es un rival muy complicado", tenemos que ganar sí o sí", "si seguimos así descendemos fijo", "en defensa somos unas madres" y así hasta el infinito. Y más allá, claro.

Así son las cosas, amable lector, pero en esta ocasión voy a hacer caso a uno de esos tópicos, ese que hace referencia a una verdad tan grande como el miedo que ahora inunda al zaragocismo: lo mejor del fútbol es la afición. Sí, amigo, la afición, esa mujer fiel, leal y sufrida que cohabita, en el sentido marital del término, día y noche con su equipo, mal que le pese a su dolorido corazón, y que siempre está ahí, inasequible a los muchos desalientos que nos provocan las decisiones de los dirigentes, las lesiones de los jugadores y las actuaciones de los colegiados. La afición es lo mejor. Y la del Real Zaragoza es cojonuda. Seria, sí, poco ruidosa, también, pero está demostrando, con lo poquico que recibe, ser la que más da.

Y es que hoy se publica en El Periódico de Aragón que el 91'4 de los abonados han renovado su compromiso de amor incondicional al Real Zaragoza. ¡El 91'4 %! ¡Con la que está cayendo! Eso sí es amor, eso sí es una afición de puta madre, que ya me gustaría ver a mí al resto de aficiones, con un club como el nuestro, al que sólo le falta que se caiga el cielo sobre la Romareda, qué hacían.

Y por eso, porque la amo, la admiro y la respeto, me permito traer aquí el artículo que publiqué a mediados de Marzo de 2009 en el Diario EQUIPO y que sirve, una vez más, como homenaje al zaragocismo, lo mejor, de lejos, de muy lejos, que tiene ahora mismo el club. La afición, ese mar de lealtad. ¡Va por ustedes!
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