Y no me cabe duda del valor de Marcelino y de las ganas de los jugadores por arrancarse esa esquirla del pecho. La que habla de indolencia, y eso no es. La que habla de incapacidad, y eso no es. La que habla de pesimismo, y eso no es. Sigo creyendo que este equipo puede hacerlo mejor y quiero recordar que el año pasado, por estas fechas, las balas silbaban al lado de la cabeza de Mardelino y sus jugadores estaban con medio cuerpo en la arena del Coliseo y el otro medio dentro de las fauces de los más hambrientos leones. Y a esta alturas aún quedaba lo peor, como aquel esperpéntico partido que jugamos frente al “delicioso” Huesca, paradigma del buen gusto, el fútbol de calidad y el valor del amor por unos colores. (leer +)
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