sábado, 20 de septiembre de 2008

El hueco de la plenitud


Convicción. Esa es la palabra, ese es el concepto. Vivimos días de tensa calma, a la espera del combate. El zaragocismo sabe que se acerca el día en que "esto" comience funcionar, en que las victorias lleguen, en que el Real Zaragoza alcance, de facto, su estatus de equipo campeón, invencible, temido. Se acerca el día en que cualquier rival sienta el temblor en sus piernas ante el horizonte que suponga enfrentarse al equipo más grande que haya pisado su césped en mucho tiempo. Y esa convicción viene de la mano de las sensaciones, de la impresión que nos transmiten los protagonistas. Marcelino expresaba ayer que este equipo va a ser uno de los menos goleados de la competición y como quiera que el tema "la defensa" se ah convertido en el eje de todas las razones, cierta calma se acomoda en nuestros corazones suponiendo que una vez logremos esa seguridad en nuestra retaguardia, todo será más fácil.

Personalmente vivo en la fe. Mejor: vivo en la Fe. La fe en el triunfo, en el éxito, porque creo en este equipo y en su entrenador, pero también confieso mi íntima inquietud cuando el balón echa a rodar pues, en el fondo, no acabo de creerme que estos chicos sean capaces de rematar, por fin, la faena. Lo llegué a pensar el día de la Real: decepción. Volví a pensarlo el día de Las Palmas: decepción. Lo volveré a pensar mañana: ¿viviré una alegría?

Quizás tú, amable lector, leas esto e interpretes que, en efecto, quien esto escribe es un torbellino de dudas e incertidumbres, y debo decirte que no te faltará razón, pero permitirás que te diga, y estarás de acuerdo conmigo, que no hay razones para la certeza. Tan sólo, y no es poco, para la ilusión o la necesidad de creer. Llámalo como quieras. Tan sólo un deseo: que mañana demos los primeros pasos para recorrer este largo camino que es el regreso a casa. A Primera.
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Como bien dices vivimos en la fé y afortunadamente no la hemos perdido, pero la verdad es que ya necesitamos un bocado de realidad, un bocado de victoria para seguir alimenándola.

AupaZaragoza

Anónimo dijo...

¡Por fin, una victoria! ¡Ya era hora!.

No vi el partido, estaba en el cine (supongo que tengo perdón si es por eso, ¿no?, jeje). Espero tu crónica.

Lo que me llama la atención poderosamente es que el máximo goleador sea Ewerthon. No por el jugador, que ya conocemos de lo que es capaz, sino porque sea el único delantero del que los servicios técnicos querían deshacerse (de ahí el informe negativo que le pasaron a Marcelino). Menos mal que el entrenador se dió cuenta de lo que puede dar en el campo. Pero, eso no es solución, ¿de verdad no hay forma o persona capaz de hechar a Herrera y su gente del Zaragoza?. Se fué el que no se tenía que ir, Pardeza, al menos en mi opinión. Y se fué él, no le echaron. A ver si otros aprenden el ejemplo, y más después de casos como éste de Ewerthon.