domingo, 28 de septiembre de 2008

Real Zaragoza, 2 - Real Murcia, 1 (Crónica del partido)


El escalafón del placer

Pues llegó el viento bonancible a la Romareda. Llegó el viento que proporciona la alegría en casa del pobre, aunque ese pobre (rico, riquísimo para muchos) no haya hecho los méritos que se le suponen. El Real Zaragoza, así, derrotó por 2 -1 al Murcia en partido corrspondiente a la 5ª Jornada del Campeonato de Liga de 2ª División.

El partido fue tan estropajoso como el rival, bien llamado "equipo pimentonero". Si el fútbol es un deporte que se construye con pequeños detalles, nadie sabe qué habría ocurrido si cuando iban transcurridos 45 segundos Braulio acierta en esa vaselina propiciada por el nervioso portero murciano y logra el primer gol para el Real Zaragoza. Nadie lo sabe, aunque todos intuimos que el partido habría sido un festival blanquiazul. Las olas habrían sido amables, el sol habría acompañado la sonrisa de la calidad aragonesa y la brisa habría acariciado las mejillas de una victoria fácil y complaciente. Pero no fue así.

Aquel balón, que todos cantamos como gol, no entró y dio comienzo el partido de verdad, el partido gobernado por lo que yo entiendo es la miseria encarnada en propuesta futbolística, la que nos ofrece día tras día Javier Clemente, y ahí nuestros jugadores murieron un poco. Es bien cierto que el fútbol en Segunda se dibuja en gestos breves, en ser capaces de aprovechar las dos o tres ocasiones de gol, no más, de que dispone cada equipo, y es siempre el que las aprovecha el que vence. Sin embargo, ahí el Real Zaragoza también es diferente, pues cada partido provoca más situaciones de gol que cualquier otra escuadra; sólo falta el gol. Y ayer se vió: Braulio, Hidalgo y Ewerthon erraron varios balones que, en circunstancias normales, son gol y eso, se está viendo muy claro cada jornada, se paga muy caro, porque en Segunda en el equipo contrario siempre hay un tipo llamado Despotovic o Marcos Márquez o Geijó o Marcos que te la lía a la primera que le llega y ahí, amigos, nosotros naufragamos. Nos entra el agua en los ojos si tenemos que ir contracorriente y ese detalle habrá que tenerlo en cuenta para que nos suceda muy pocas veces, porque en ese barro nos morimos.

Ayer salió bien la jugada debido a tres razones: estamos mejorando, y cómo, en las jugadas de estrategia, tenemos jugadores de una gran calidad y hay un compromiso en el grupo que anima a pensar que esto marcha. Cada una de estas tres razones tiene nombre y apellidos y me gustará decir que me agrada la progresión de Pavón, la clase de Jorgelópez y el brillo de Oliveira. También me gustó la claridad con que salió Zapater y el empuje de Hidalgo y con todo eso me quedo. Lo que no funcionó fue la portería, pues sigo pensando que a López Vallejo le viene grande el Real Zaragoza, y eso me sorprende, pues lo tengo por un buen portero, y algunos problemas de concentración en la defensa, precisamente en momentos en los que hay que mostrarle las medallas y los galones al enemigo y decirle a la cara "quién soy yo". Esos momentos no son otros que los córners y las faltas, cuando el roce, el empujón y el aliento debe quemarles las orejas a los delanteros contrarios y provocar en ellos ese temblor en las piernas que les impida acercarse a la portería del campeón. Y de algo de eso creo que hablará Marcelino los proximos días, pues es momento de fijar los aciertos y espantar los errores, sobre todo porque hoy, domingo seducido por el sol, se vislumbra con más claridad el camino de regreso a casa. A Primera.
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