sábado, 6 de septiembre de 2008

Real Zaragoza, 2 - Real Sociedad, 2 (Crónica del partido)

Sé que llegarás, sé que te quedarás.

El Real Zaragoza y la Real Sociedad han empatado a dos goles en partido celebrado esta tarde correspondiente a la 2ª jornada de Liga de Segunda División. El partido ha ofrecido dos maneras de entender el fútbol, dos formas de estar en el mundo, dos caras de la misma Luna. El partido ha acabado en empate porque no podía acabar de otra manera, porque cuantas veces se enfrenten Marcelino y Lillo, tantas veces veremos estas dos apuestas por explicar el día y la noche, el bien y el mal, el ying y el yang.

Los primeros cuarenta y cinco minutos han sido una exposición a los rayos del sol, una explicación pormenorizada de lo que Marcelino quiere, ansía y pretende: presión de acero, rapidez inusitada, fuerza explosiva, potencia inacabable, presencia constante, ocupación de espacios, lucha interminable, pasión por la necesidad acomodada. De este modo, el Real Zaragoza ha dominado de arriba a abajo a la Real Sociedad y le ha dado dos zarpazos en la cara que ha provocado que los donostiarras se mirasen unos a otros con gesto incrédulo y pidiesen a los dioses el final del tormento. Marcelino ha triunfado y se ha llevado el beso de la doncella.

Pero ha llegado la segunda parte. Me había temido lo peor cuando he visto la imagen, en el descanso, de Lillo dirigiéndose desde la grada (había sido expulsado en el partido anterior y estaba sancionado) hacia el vestuario. Y me lo había temido porque sé dos cosas: que sabe de fútbol y que sus mutilak le obedecen con los ojos y los sentidos cerrados, así que he pensado: si este tipo sabe lo que tiene entre manos, y lo sabe, podemos tener problemas. Y los hemos tenido. De todos los colores. Nuestros zagales no han podido mantener el ritmo y la intensidad de los primeros cuarenta y cinco minutos y ese ha sido el prinicpio de nuestro fin. Ya lo sabíamos: Marcelino estresa a sus plantillas y les exige tal esfuerzo que sólo con una condición física inmejorable se puede llevar al verde de los campos su propuesta. En cuanto falle el pulmon y el ácido láctico se ausente, adiós.

La Real Sociedad ha cumplido las consignas de Lillo, se ha quedado el balón, ha empezado a moverse y...¡plaf!, se acabó. Porque nos hemos fundido. Sin embargo...Sin embargo, estimado lector, igual que sé todo lo que te he contado, sé que este partido, en el mes de octubre no se nos va a escapar. Por dos sencillas razones: porque nuestros chicos van a estar mucho mejor ensamblados y porque la condición física nos permitirá mantener el músculo terso los noventa minutos. Y eso será fundamental para afrontar la adversidad y poder emprender el regreso a casa. A Primera.

1 comentario:

Unknown dijo...

He de sumarme a la corriente positivista que reina en tu blog. Hace seis años perdimos tres de los cinco primeros partidos de Liga en Segunda, si no recuerdo mal. Hay que adaptarse. Marcelino sabe lo que hace, y la delantera invita a soñar. Aunque ya podemos espabilar en defensa...

Un abrazo!