Lo decía Mendilíbar el domingo, tras ser derrotado el Real Valladolid por el Valencia: "El Valencia no tiene prisa en ganar. Se encuentra cómodo con el 0-0". En efecto, es un equipo paciente, pesado, monolítico. Un equipo cuyo estilo de juego aquí, en La Romareda, aborreceríamos, despreciaríamos y detestaríamos, pero que hoy es el el líder de 1ª División con unos registros llamativos, 9 goles a favor y 4 en contra, y un detalle significativo: el 70% de los goles los marca en la segunda parte.
Antes que cualquier amable lector me pregunte qué diablos hago escribiendo sobre el Valencia, diré que me ha movido a reflexión esta información que he podido leer hoy en El País en un artículo firmado por Cayetano Ros porque veo en él el reverso de la moneda en cuya cara opuesta está nuestro Real Zaragoza. No descubro nada nuevo si digo que nuestro equipo muestra gestos completamente diferentes a los del equipo levantino. Hemos visto cómo los jugadores zaragocista protagonizan fulgurantes comienzos, cuyos mejores ejemplos han sido los partidos frente a la Real Sociedad, Elche y Hércules, para ir poco a poco apagándose cuando las cosas no se desarrollan conforme a lo previsto. Un grupo de ardorosos combatientes que están aprendiendo a sobreponerse a los reveses pero al que aún le falta un cementoso camino por recorrer y eso se traduce en una cosecha pobre para lo que desearíamos, aunque no preocupante para lo que todavía falta por conseguir.
Esta última afirmación es un calco de lo que ha vivido Marcelino con sus anteriores equipos. Para un zaragocista que no conozca la actualidad de otros equipos, y menos de la historia reciente de los mismos, sería sorprendente comprobar cómo las palabras de Marcelino en el Real Zaragoza se asemejan como dos gotas de agua (para todos) a las que pronunció en anteriores campañas cuando entrenaba a otros equipos. Y lo mismo sucedería si conociera los problemas físicos por los que pasaron los jugadores de esos equipos. Parecidísimo, oiga. ¿Qué quiero decir con esto? No sé si peco de inocente o de iluso, pero quiero creer que los procesos que vive nuestra plantilla ya le son muy conocidos al cuerpo técnico que comanda Marcelino García, con lo que pudiera creerse que todo está bajo control. Y más nos vale que así sea, pues si tal no fuese deberíamos temernos que será más dificultoso de lo ya atisvado el camino de regreso a casa. A Primera.
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