Porque la afición lo merece. Porque el cielo es más cielo si hay esfuerzo recompensado. Porque no hay luna que resista una lágrima de orgullo. Porque nuestras montañas son grandes si nuestro gesto de voluntad lo es. Porque el león de vuestro pecho está ávido de victoria. Y porque se trata de gustarle al mañana, que nos espera.
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