Llega el segundo acto de esta zarzuela en que se ha convertido la Liga para nuestro Real zaragoza. Una zarzuela que bien podría llamarse "Agua, disgustillos y dolor de mente" si tenemos en cuenta los sinsabores que ya nos hemos bebido en lo que va de temporada.
La victoria del pasado sábado trajo una bocanada de oxígeno que nos devolvió la vida. Es lo que tiene el fútbol: se pasa de la depresión más profunda a la ilusión más deseada en apenas dos horas, justo lo que tardó el Real Zaragoza en lograr la victoria más imortante de los últimos tiempos. Si la historia acaba bien, la recordaremos como el momento en que se hizo de día, en que el león dio su zarpazo más valioso. Y nada habrá sido en vano. La garra, el talento, el esfuerzo, la sensación de grupo unido y comprometido que nos ofrecieron nuestros jugadores merece el mejor de los aplausos, esos que nunca les faltan. Y ahí tenemos la prueba, con ese nuevo desplazamiento masivo de la afición zaragocista acompañando a nuestros jugadores, en una nueva muestra de grandeza por parte de nuestros seguidores.
Los supporters zaragocistas no serán los más graciosos (medalla reservada "por decreto" a la afición del Cádiz o del Betis); no serán los más sufridos (medalla reservada "por decreto" a la afición del Atleti); no serán los más sabios (medalla reservada "por decreto" a la afición del Athletic); no serán los más numerosos (medalla reservada "por decreto" y negocio y necesidad política a las aficiones del "Madrí" y del Barça); no serán los más fogosos (medalla reservada "por decreto" a la afición del Valencia) ni serán los más más arrebatados (medalla reservada "por decretro" a la afición del Sevilla). Seguramente. Pero están demostrando ser la afición más leal, cálida, cercana y comprometida que "avispa" o "tomate" hubiera podido imaginar cuando allá en los albores de los años 30 sellaron con la sangre nacida en el Ebro y el aliento surgido del cierzo el compromiso de construir un club grande, digno de la ciudad y la tierra a la que representan. A ellos, a nosotros, quiero dedicar estas palabras, estos suspiros de esperanza que son las páginas de este blog, pues sólo con una hinchada como la del Real Zaragoza se puede respirar con orgullo el aire azul que nos da la vida.
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