The long and winding road
El Real Zaragoza ha sido derrotado por 2 - 1 en su enfrentamiento ante el Real Valladolid en partido correspondiente a la 30ª Jornada del Cameponato Nacional de Liga. El que iba a ser un partido trascendental ha respondido a las expectativas, pero para mal.
Delicadísima es la situación del equipo, no tanto por su clasificación, que sí, como por el efecto devastador que puede provocar en el ánimo de los jugadores, cuerpo técnico, directiva, medios y afición este resultado. Devastador porque lo que nos temíamos an algún momento ya ha sucedido: estamos peor que ayer, pero no sabemos si mejor que mañana.
El partido ha sido feo, aburrido y gris. En la primera parte el gol de Zapater acompasaba los temores al ir acompañado de cierta solvencia por parte de nuestros jugadores a la hora de manejar la situación. Buena colocación, solidez en la estructura y tímidos pero en ocasiones inquietantes golpes de mano que hacíaan tambalear la confianza de los de Pucela. Lleganos al descanso y una ojeada a la clasificación provisional nos devolvía la sonrisa: a cuatro puntos del descenso y con buen ánimo.
La segunda parte ha comenzado bastante parecida a la primera. El Valladolid, eso sí, ha apretado un poco más y ha envuelto a los nuestros en un minúsculo espacio del que era difícil salir. Sin embargo, muy poquito peligro proponían los blanquivioletas y una cierta calma nos acompañaba. Hasta que llegó.
Llegó el error (arbitral) de bulto, la equivocación (arbitral) manifiesta, la desviación (arbitral) del reglamento. Lizondo se ha inventado un penalty y en ese momento todo se ha derrumbado. Gol del Valladolid, descomposición del Real Zaragoza, lesión de Óscar Valero provocada por una terrorífica entrada de Víctor, segundo gol tras una falta inexistente favorable a ellos, mayor descomposición zaragocista, entrada de Sergio García, mejora del Real Zaragoza...y gol anulado a nuestro favor tras señalar un inexistente fuera de juego. Después, el llanto, la caída de nuestras murallas, la impotencia y la desastrosa acción de Juanfran que le supone la roja directa y un jugador menos para el domingo que viene.
Este partido no lo ha merecido ganar el Real Zaragoza, pero no lo ha merecido perder. Es cierto que no ha jugado bien y poco podemos pedirle a la justicia futbolística, sobre todo porque no hay equipo que en estas dramáticas circunstancias juegue bien. Pero también es cierto que el árbitro ha tomado hasta cuatro decisiones clave que han perjudicado gravísimamente los intereses del zaragocismo. Me resulta indiferente lo que se escriba, diga o escriba al respecto, pues estas palabras las escribe el corazón, dolorido como está por la tarde eternamente lluviosa en que se ha convertido esta temporada. Y me resultan indiferentes todas las declaraciones que jugadores, entrenador, directivos o medios puedan hacer para explicar el sentido de la vida. Estamos en un momento en que si no ganamos, morimos. Y ahora mismo estamos más muertos que Carracuca.
3 comentarios:
Triste, muy tristeee
El tono de la canción de los Beatles con la que titulas el artículo, es exactamente el tono del equipo: triste.
Mala pinta, compañero, mala pinta.
EL problema es que el Zaragoza se juega la vida con equipos que llevan toda la temporada pensando en que estarían en esta situación, mientras que el Zaragoza ha estado pensando en que todo era una mal moemento que se pasaría con el tiempo. A pesar de todo soy optimista, colos delanteros que tiene el Zaragoza es imposible que baje
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