lunes, 5 de enero de 2009

Albacete, 1 - Real Zaragoza, 1 (Crónica del partido)

El acantilado del miedo

El Real Zaragoza y el Albacete empataron 1 - 1 en partido correspondiente a la 18ª jornada del Campeonato de Liga de 2ª División. El gol lo logró Braulio a la salida un córner.

Han pasado ya cuarenta ocho horas desde que finalizase el partido y mis sensaciones siguen siendo buenas. Y en esto del fútbol ya se sabe que las emociones, los sentimientos, el feeling tiene una gran importancia.

He vuelto a ver el partido, he leído varias crónicas, varios artículos, varios reportajes y he escuchado alguna tertulia (no todas aún) y percibo un cierto aroma positivo. ¿Por qué? Quizás porque el Real Zaragoza se parece cada vez más a un equipo. Y eso, amigos, es clave.

La primera parte fue una lección de juego colectivo. Enorme presencia de todo el equipo, presión arriba, muy arriba, esfuerzo colectivo, disposición táctica irreprochable, sensación de querer y poder. Todo eso me transmitió el equipo, algo que me sorprendió, pues nuestro Real Zaragoza, incluso en sus momentos de gloria, ha sido sempre un equipo de chispa, de fogonazos, de genialidades, pero nunca un bloque, nunca un ejército pétreo, nunca una muralla dinámica que se mueve al compás de un sólo pálpito. Sorpresa, pues, y firme anhelo. Incluso el gol lo sentí como una llamarada merecida por deseada, justa por necesaria, esperada por inminente.

El Real Zaragoza jugó su mejor fútbol fuera de casa y la segunda parte se asomaba como una finalización, como una última pincelada a una obra bien hecha. Comentaba con mis compañeros de asiento que este Real Zaragoza daba miedo, que los equipos están empezando a comprobar en propias carnes el trabajo, duro y férreo, de Marcelino, que se notaba al equipo muy esforzado, muy esculpido, muy silueteado, que ahí había muchas horas de entrenamiento, muchos mensajes enviados y recibidos, mucho ensayo, mucha cuadrícula y que ahora estaba empezando a llegar la hora de los peones, de los ejecutores. Ya estaba la lección aprendida, ya sabemos qué tenemos que hacer: ahora hay que aplicar lo aprendido y en eso, ay, la palabra la tienen los jugadores. Si son buenos, esto funcionará. Si son malos artesanos, se les irá la gubia y la madera se romperá. Pero hay chicha, hay meollo, hay un sentido.

La segunda parte. ¡Ay, la segunda parte! Unos cuantos minutos horrendos, en los que los jugadores no hicieron lo que tenían que hacer, sirvieron para asustarnos. Pero bien, se solventó bien la situación. Entonces, aún no jugando tan bien como en la primera parte, aun sin estar tan aplicados, tuvo el Real Zaragoza tres magníficas ocasiones para sentenciar, para rematar, para cerrar el partido, como se dice ahora. Y ahí fallamos. Y es lo que nos faltó. Una pérdida de balón insulsa, un mal balance defensivo, un penalty de deseperación...y empate.

Cierto es que se nos quedó cara de tonto, que volvimos a sentir el vértigo del fracaso, que de nuevo asomaron por las esquinas del infierno los rostro de los negrio fantasmas, de los opacos espíritus que este año son nuestros acompañantes en estos senderos retorcidos y sucios que son las jornadas de la Liga adelante, pero una vez bebimos el cáliz de la frustración decidimos resaltar lo bueno y prepararnos, fuertes y tenaces, para la próxima batalla: el encuentro ante el Salamanca.

Si una enseñanza extraigo del tropiezo del sábado, pues tropiezo es, es una de las frases que he podido leer hoy en una fotografía que publica "El País". Se ve en primer plano a Guardiola y Maradona charlando, supongo que de Messi y otras fruslerías, y en segundo se ve a algunos jugadores del Barcelona peloteando. Pero lo que ha llamado mi atención ha sido una frase, en letras muy grandes, a modo de eslógan, que presidía una de las vallas de los campos de entrenamiento: "Defensar atacant es passar al nivel següent " ("Defender atacando es pasar al siguiente nivel"). Me ha parecido que constituye toda una declaración de intenciones, un principio que guía una filosofía, un modo de estar en el mundo. Y a mí me da que Marcelino también persigue algo de eso, y así lo explicó Lainez ayer en el programa de Aragón Televisión "La Jornada". En la primera parte el Real Zaragoza defendió a dos palmos de las narices del portero contrario y lo hizo con rabia, sabiduría y rasmia. Si eso se convierte en una constante, vamos bien, vamos muy bien y seguro que el veremos cada día más accesible el camino de regreso a casa. A Primera.
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1 comentario:

Modestino dijo...

Ojalá tengas raz´´on: yo también tuve excelentes sensaciones, pero coño¡¡¡ no despegamos. Y me puede la ansiedad, y me temo que a muchos zaragocistas nos pasa l mismo.

A ver el Salamanca....