domingo, 18 de enero de 2009

Córdoba, 1 - Real Zaragoza, 0 (crónica del partido), por Juan Antonio Pérez Bello


El infierno siempre llama dos veces

(por Juan Antonio Pérez-Bello)

El Real Zaragoza cayó derrotado por 1 - 0 frente al Córdoba en partido disputado en la ciudad andaluza correspondiente a la 20ª Jornada del Campeonato Nacional de Liga de 2ª División.

Sábado de fuego, domingo de cenizas. Estremecedor encuentro el que presenciamos ayer entre un equipo, el Córdoba, luchando por no descender, y otro equipo, el Real Zaragoza, máximo, indiscutible y obligado aspirante al ascenso. Horripilante, inacabado, vacío e indignante partido el que disputó nuestro Real Zaragoza, que fracasó en todos los aspectos, que no estuvo aunque se le esperó, que cayó por el precipicio del abandono, de la indolencia, de la falta de pundonor y la ausencia de amor propio.

El partido no tuvo nada: ni intensidad, ni calidad, ni intención, ni fútbol. No fue un partido, fue una afrenta, una bofetada al gusto por el fútbol, al deseo de conquistar esa colina que se nos resiste y que lleva por nombre "Liderato", al anhelo por alejarse de la ponzoña que es la Segunda. No fue adecuada la apuesta del entrenador ni eficaz la presencia de nuestros jugadores. Fue espeluznante verlos deambular por el campo y contemplar, aterrorizados, que el miedo de nuevo se quedaba a vivir entre nosotros. Y el gol.

Si el Córdoba nos mete un gol de córner, vale; si lo hace de penalty, bueno; si lo logra después un bien elaborado contraataque, bien; si lo consigue tras un gesto técnico impecable, de acuerdo; si convierte al finalizar una excelente combinación, está bueno. Pero así, como lo hicieron, no. Un saque de banda, un despeje de cabeza al que no llega Ayala, un bote delante de tus bigotes que te supera, un segundo bote ante tus barbas que tampoco controlas y un chut al que nadie llega a tapar porque no estamos. Así se le gana al equipo más poderoso del Campeonato del Fiemo, dicho esto con el máximo respeto y afecto para todos los equipos de la categoría y con la más afilada intención hacia el nuestro, que no es digno del apoyo que recibe día tras día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año, vida tras vida.

No nos merecemos que nuestro equipo destroce nuestra ilusión, extermine nuestra esperanza y descuartice nuestro amor por unos colores que suponen nuestra expresión más digna de entrega. Esto no puede ser, no puede estar pasándonos y este equipo tiene la obligación incontestable de vencer convenciendo, de ganar gustando, de hacer buen fútbol. Y hacer buen fútbol es dar tres pases seguidos, combinar con talento, defender con orden y garra y meterle un gol más al contrario. Se me entiende, ¿verdad, Pepe? ¿Verdad, Mariano? ¿Verdad, Zaragocismo? Pues eso, que este camino lleno de brozas y zarzas a veces nos lo taponan nuestros jugadores y técnicos sencillamente porque no hacen bien su trabajo. Y ayer no lo hicieron. Y el camino no tiene que llevarnos a la ruina, sino de vuelta a casa. A Primera.
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Son demasiadas de cal y arena las que nos vienen dando, no merecemos de ningún modo el vivir con esta incertidumbre. Somos seguidores sufridores de un equipo sin certezas, con demasiadas dudas y plagado de claroscuros.