Rodeados por la desgana
El Real Zaragoza y el Racing de Santander han empatado (1 - 1) en partido correspondiente a la 7ª Jornada del Campeonato Nacional de Liga de 1ª División. Los goles los han logrado Pavón y Arizmendi.
Esto es fútbol. Cuando apenas quedaban 12 minutos para que finalizara el partido he recordado que las dos últimas ocasiones que había visitado el Racing la Romareda había logrado sendos empates sin haber merecido mucho más, pero he continuado mi reflexión con un comentario en voz alta: "Es que si estos nos empatan hoy es que no entiendo de fútbol". Y gol. Tchité, que había mostrado sus defectos más descarnados a lo largo de un desafortunado partido, ha empalmado de mala manera un saque de esquina y ha provocado que todos mis colegas de peña hayan pronunciado la fatídica frase: "¡A sufrir!" Y hemos sufrido. Y cuando, minutos más tarde, he visto que Serrano se llevaba el balón trastabillado y llegaba al borde del área y se disponía a disparar, he temido lo peor. Y se ha cumplido. Gol, comentarios acerca de la colocación de Carrizo y desilusión.
El partido ha sido feo, horrible. Sólo la tranquilidad con que nos hemos idos al descanso merece ser recordada, pero los primeros veinte minutos han sido un ejercicio de fútbol perdido en la maleza de la torpeza. Menos mal que una falta botada por Pennant ha provocado una grotesca jugada que ha permitido rematar a Pavón el primer gol y eso ha proporcionado al Real Zaragoza cierto poso, cierta calma que le ha venido muy bien para jugar como quiere. De esa situación ha nacido el segundo gol, después de una magnífica jugada de Lafita por la izquierda que ha propiciado un magistral pase a Arizmendi. Este, muy bien, ha logrado el segundo gol. Y aún ha habido un par de ocasiones más: una en que el balón, después de un rechazo cántabro, ha ido a dar al palo y otra a disparo de Jorgelópez que Toño ha sacado con una mano espectacular. La primera parte finalizaba y el corazón lo teníamos contento y tranquilo.
Ha comenzado la segunda mitad y aún hemos podido ver a un Real Zaragoza controlador, seguro, firme, y a un Racing un tanto adormecido, incapaz, en cualquier caso, de amenazar el resultado. Y en esas Marcelino ha tomado dos decisiones que a mí, en ese mismo instante, ya me han inquietado. Ha sustituído a Lafita, que estaba haciendo un trabajo fantástico fijando a la defensa y presionando con gran intensidad la salida de los jugadores cántabros, además de constituir una permanente amenaza para al portería del Racing, y, minutos después, ha hecho lo propio con Arizmendi, con lo que nuestra defensa se ha echado atrás y ahí hemos muerto. Así y todo, hemos disfrutado de una magnífica ocasión a pies de Gabi, que ha enviado un chut clarísimo fuera y el portero racinguista ha detenido un estupendo cabezazo de Jorgelópez, aunque esto no nos evita pensar que este partido debería haberse ganado, pues el futuro lo veríamos con más claridad.
El partido ha sido una excelente demostración de cómo, a veces, las decisiones tácticas también tienen valor y no siempre positivo. Ahora, a preparar el calvario de Barcelona, un encuentro que promete escasas alegrías y sí ancha tragedia. Aunque quién sabe: en esto del fútbol no se puede dar nada por perdido y si no, que se lo digan al Racing.
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